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La Plata, Buenos Aires, Argentina

domingo, 30 de agosto de 2009

Una Experiencia Coral

Frente a la oportunidad de grabar un disco con el coro de la Cámara Argentina de la Construcción, al que pertenezco desde el año 2007, y la propuesta de escribir algo al respecto, no me pude resistir y aquí estoy, tratando de compartir con ustedes lo que para mí significa la emocionante experiencia del canto coral.

No puedo dejar de mencionar, y dedicar de alguna manera estas palabras, a quien me supo transmitir la pasión y el encanto que encierra esta actividad. A partir de sus relatos sobre el gran Mestro Cubik, el coro de ingeniería, los comienzos del movimiento coral platense y un profundo color de bajo en su voz, Armando Méndez, mi abuelo Chongo, me dejó como herencia esta hermosa necesidad de formar parte del particular modo de asociación humana que son los coros.

Me he cruzado varias veces con la pregunta: “si se trata de cantar, ¿por qué hacerlo en un coro y no como solista?”; pregunta que inevitablemente desemboca en otra ¿qué es un coro?.

Me he cruzado, también, con varias respuestas al respecto: “un coro es un espacio de encuentro y desconexión con la rutina”, “es una actividad relajante y divertida”, “es la posibilidad de cantar para los que no nos animamos a cantar más que en la ducha”, “es la expresión más acabada de las posibilidades que otorga el mejor instrumento humano”, “es un cable a tierra”, “es un grupo de autoayuda”, “es un montón de gatos locos amantes de la música, el vino, el morfi y la compañía”, “cierto número de espíritus angélicos que componen un orden”, “conjunto de personas reunidas para cantar, regocijarse, alabar o celebrar alguna cosa”. “es un cotolengo”.

y así podría continuar durante largas páginas, enumerando los múltiples significados, enciclopédicos y populares, que acarrea la humilde y gigantesca palabrita: coro.

Para esta ocasión particular y a modo de reflexión personal, voy a intentar responder a estas preguntas.

En este espacio de diagonales que atraviesan mi ciudad, así como la música atraviesa las emociones, los momentos y las pasiones de esta rara especie que somos los seres humanos, en mi caso particular he descubierto la yuxtaposición atemporal de tres generaciones en el canto coral.

Gracias a esta actividad, fui parte de una experiencia –allá por el 2002- a la que no le queda grande el adjetivo de trascendental.

Me encontré, de repente, entonando melodías con amigos cuyos padres y abuelos habían estado haciendo exactamente lo mismo, con mi padre y con mi abuelo, en ese mismo lugar. Es difícil encontrar palabras que alcancen a describir las vibraciones que me recorrieron de pies a cabeza. Sentí en un acorde la fuerza de la tradición condensada en un instante, en un lugar. Sentí, como en un conjuro musical, desdoblarse el tiempo y el espacio para hacer presente un pasado que se lleva en la sangre y en la voz. Descubrí en ese momento, en ese instante sublime, lo que un coro significa para mí. Sentí el abrazo de una tradición, que desde ese entonces, no puedo ni quiero dejar de continuar.

Y es esa misma sensación la que vuelve a recorrer mis venas y a erizar mi piel, cuando en un concierto, las cuatro cuerdas se conjugan de tal modo que el universo se resume en una nota. Cuando en un ensayo, un golpe inesperado de concentración, genera en la expresión del director ese gesto inconfundible de satisfacción, señal de que hemos encontrado el matiz que nos faltaba. Cuando durante un viaje los “compañeros” del coro se vuelven “amigos y familia”. Cuando las veintitantas vidas e historias diferentes que conforman este coro se abren, se comparten y se entregan a la experiencia común de componer, entre todos, la vida y la historia de nuestro coro.

¿porqué elegir un coro y no un canto individual?

Porque el coro fomenta la solidaridad. Porque el coro no distingue entre géneros, edades, ni clase social. Porque el criterio discriminatorio del canto coral se basa en los colores de la voz, con la única finalidad de integrarlos en la cuerda cromática que mejor le combine. Porque ser parte de un coro es trabajo en equipo. Es la motivación de mejorar uno mismo para que mejore el grupo. Es un rayo entre todos los que guían a la rueda. Es la parte necesaria para que el Todo exista. Es una nota en el pentagrama. Una estrella que compone la vía Láctea. Ser parte de un coro es convertirse en el nudo de una red que atrapa melodías y las hace volar. Es conectarse con el otro y aprender a coordinar. Es el engranaje que hace a la máquina funcionar. Es la mano que sostiene, empuja y acompaña. El canto coral es el reflejo de una utopía hecha realidad. Es la energía que se comparte y se extiende al más allá. Es la suma de latidos que dan ritmo y corazón a la amistad.

Una y otra vez,

elijo el canto coral.

porque sabe fusionar,

de manera singular

melodías, compañía

y alegría sin igual.

Una y otra vez,

elijo el canto coral.

Porque sabe entrelazar

en su armonía vital

entramados musicales

espacio, tiempo, amistad.

Una y otra vez.

Elijo el canto coral.

Porque contiene la vida

Y la historia de mi ciudad.

Porque tradición y familia

Suenan a canto coral.

Ma. Constanza Albarracín

13-08-09

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