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La Plata, Buenos Aires, Argentina

sábado, 5 de septiembre de 2009

La Muerte del Sol

Se me ha caído el Sol.

Se apagó. Se fue.


¿O fui yo quien lo apagó?

¿Por qué no quedan estrellas cuando el Sol se apaga?


Porque eran su imagen y semejanza.

Porque seguían su modelo.

Porque, quizá, era yo la que quería que brillaran.


Y… ¿Ahora?


Ahora que el Sol se apaga,

Y las estrellas se hunden con él,

en un enorme y escéptico agujero negro…


Ahora, ¿qué pasa?

¿Qué pasa si no hay Sol y la luna brilla con luz propia?

¿Resulta que, ahora, la luna es el Sol?


Yo no quiero ser el Sol.

Nadie debería serlo.


Pero… ¿Y las estrellas?


No me importa que el Sol se muera.

Es más, sería un proceso psicológicamente sano.

Me alegra.

Me alegra ver detrás de sus caretas.

Me alegra que la hipocresía, el egoísmo y la incoherencia

Dejen de brillar.

Me alegra que mi luz sea mía.

Y que sea diferente.

Y que, quizá, jamás la entienda.


Pero… ¿Y las estrellas?


El cielo se ve tan frío, tan solo…

Traté de colgar estrellitas.

De esas que se cargan con la luz del día

Y brillan, fluorescentes, al apagar el velador.


Durante algunas noches

Jugué a que el cielo

Volvía a brillar.


Durante algunas noches

Me aferré a algún abrazo

Y jugué a quererte

Y a que me querías.


Pero ya no tiene caso.

Colgar estrellas de papel en el cielo raso.


Cuando el Sol se apaga

Y ya no hay modelos que sostengan las estrellas,

El cielo también se apaga.

Y es en vano seguir buscando formas que encajen

en un cielo deformado.


Por eso, he decidido

Dejar de pescar en el agujero negro.

Retirar mi corazón del juego.

Hasta que todo se hunda.

Se hunda todo el cielo en la mayor oscuridad.

Así, cuando vulva a brillar alguna estrella,

Sea una estrella de verdad.


Me voy con mi corazón a un retiro.

A un retiro de oscura soledad.

Hay lágrimas, como es de esperar;

Pero también hay sonrisas.

Soy conciente de porqué mi corazón agoniza.

(Tantos años de terapia a la larga se amortizan)


Me retiro por un tiempo.

Me voy con mi corazón.

Lo protejo de la noche, de la bruma y del rencor.

Me voy con mi corazón a llorar la noche negra.

No tengo miedo a lo oscuro. Y menos a la soledad.

Sé que mi brillo es real.

Y que, quizá, un día encuentre

A la estrella que me vea brillar.

Policromátik. (05-09-09)