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La Plata, Buenos Aires, Argentina

sábado, 30 de abril de 2011


Hoy la lluvia tiene un ritmo diferente. Intenta seguir la cadencia de las hojas que se llueven de las copas del primer otoño del año. Por momentos acompaña un chamamé y por momentos “pulsasiones” de un Piazzolla que amanece este domingo en mi radio. En mi corazón.

Hoy la lluvia cae al ritmo de las enseñanzas de Barbosa. Hoy parece ser que lluvia se me vuelve paz y limpia la ansiedad que desde tiempos remotos me acompaña. Hoy me siento lluvia y tarro de miel invertido. Hoy mis pulsaciones han cambiado el ritmo de ese yo escindido que tanto me perturbó.

Hoy soy lluvia que no llora. Que no corre tras la nada del infinito inalcanzable. Hoy soy lluvia que sonríe en paz. Que limpia las heridas de un pasado, empecinado mensajero del  llanto eterno y las angustias.

Sucede que hoy la lluvia soy yo. Y sucede que mi ritmo es miel, es canto y es amor. Sucede que hoy no tengo ganas de correr, ni de llorar, ni de escuchar viejos reclamos de un yo que me es ajeno y cada vez más lejano. Hoy necesito fluir entre mis pasos y observar con mis oídos, con mi piel, con todos los sentidos que amanecen en mi ser.

Hoy la velocidad que empuja se me vuelve extraña; se me vuelve un “otro” que no quiero que me invada. Hoy puedo callar la bulla que atormenta. Porque lluvia y tormenta soy yo.

Cony Albarracín. (03-04-2011)

viernes, 29 de abril de 2011

LOS PÁJAROS PERDIDOS



Amo los pájaros perdidos
que vuelven desde el más allá,
a confundirse con un cielo
que nunca más podre recuperar.

Vuelven de nuevo los recuerdos,
las horas jóvenes que di
y desde el mar llega un fantasma
hecho de cosas que amé y perdí.

Todo fue un sueño, un sueño que perdimos,
como perdimos los pájaros y el mar,
un sueño breve y antiguo como el tiempo
que los espejos no pueden reflejar.
Después busqué perderte en tantas otras
y aquella otra y todas eran vos;
Al fin logré reconocer cuando un adiós es un adiós,
la soledad me devoró y fuimos dos.

Vuelven los pájaros nocturnos
que vuelan ciegos sobre el mar,
la noche entera es un espejo
que me devuelve tu soledad.

Soy sólo un pájaro perdido
que vuelve desde el más allá
a confundirse con un cielo
que nunca más podré recuperar.


Letra: Mario Trejo

Música: Astor Piazzolla