Perfumes y Fantasmas

Y de pronto tu recuerdo. Y de pronto ese fantasma, protagonista de un pasado que nunca existió, me apuñala por la espalda a la vuelta de la esquina.

A la vuelta de una esquina, que lejos de querer dar vuelta la página, me embriaga con tu perfume y un sabor a lejanía.

El aroma se esfuma, se evapora, dura un breve instante y huye doblando la esquina. Pero el fantasma se instala. Irascible, inefable. Se instala tu recuerdo, el pasado, lo inevitable.

El sabor a lejanía es amargo y mi boca se empasta en una fría mueca que perdura. Perdura hasta que la realidad me vuelve a convencer de que el pasado es un sueño y tu fantasma irreal.

¿Cuánto tiempo ha de pasar para que tu recuerdo se funda con la realidad? Para que mi nostalgia deje de creer que aquel pasado fue real. Que aquellos ojos me amaron. Que tus palabras fueron verdad.

¿Cuánto tiempo ha de pasar para que mi cuerpo y alma vuelvan a confiar? Vuelvan a besar, a sentir, a desear.

¿Cuánto tiempo y cuánta soledad han de correr bajo el puente hasta que logre olvidar? Hasta que pueda cruzar tu esquina y tu recuerdo, como quien salta una valla, como quién esquiva un hueco, como quien traga saliva para comenzar de nuevo, sin ese amargo sabor de fantasmas y lejanías.

Cony (10-09-09 / 25-02-10)