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La Plata, Buenos Aires, Argentina

viernes, 28 de enero de 2011

2011 de Enero de 27 Miércoles, La Plata (y Viceversa)

O pongámosle simplemente “un día de Miércoles”.

Desde que decidí jamás tener hijos, verme menstruar es igual que ver caer el revoque mal hecho de la habitación de un niño sobre su tumba.

Miro las gotas de sangre caer una a una sobre el agua del inodoro y pienso en cuántos dolores se evitarían si la Naturaleza hubiese sido un poquito más sabia. Un poquito. Como para haberme hecho nene en lugar de nena. Un poquito nomas. Como para que tomar este tipo de decisiones, cuando una es mujer, no fuese tan complicado al momento de tener que  dar explicaciones a la sociedad. Una pizca más de sabiduría en la Naturaleza hubiese estado bueno para que este tipo de explicaciones innecesarias fuesen, realmente, innecesarias. Decirles, simplemente, que se trata de una elección madura, incluso más madura que muchas otras, tantas  veces tomadas así como así y que perjudican a tantos. Que no es una falta gravísima al “mandato del género” y que no le estoy quitando la posibilidad de vivir a nadie. Eso entre muchas otras estupideces que escuche decir últimamente. Es una elección. Ni más ni menos que una elección, pensada y meditada desde hace mucho tiempo. ¿O ahora resulta que la gente está esperando con un numerito, haciendo cola para nacer; o hay un montón de bebés colgaditos del cielo gritando desesperados ¡dejáme nacer! ¡dejáme nacer! Y vos con una gomera le quitas la posibilidad de vivir porque decidís, responsablemente, que no querés parir a ninguno?

Si tan solo la Naturaleza hubieses sido un poquitito más sabia…! Cuántos dolores se evitarían, pienso cada mes mientras miro las gotitas rojas y esos coágulos inmundos.

Al menos a muchas nos evitaría cada mes estas contracciones del útero que expulsa sus revoques sangrantes y que por resumir elegantemente, o muchas veces por ignorancia,  nos obliga a utilizar eufemismos del tipo: “me duelen los ovarios” o “- me duele la panza” y siempre hay algún pelotudo insistente que se preocupa más de lo una quisiera, porque además toooodo, todo duele el doble, hasta que se preocupen por vos… y que no lo hagan… puff!! Más!! y entonces te preguntan:
“-¿Comiste algo que te cayó mal?” y ahí tenés que caer en el eufemismo o en la ordinariez, y una ya está grande para decir ciertas cosas, entonces ahí vas con "esa frasecita":
“- No… cuestiones femeninas”…

¡!!¡CUESTIONES FEMENINAS!!!! ¡Siempre odié esa frase!, ¡Detesto esa frase! Yo debería haber sido varón, definitivamente…

Aunque ahora, sé que en realidad me gusta ser mujer (dejemos a Nacha Guevara y su canción de lado por favor se los pido, no caigamos en tatos clichés, que ya venimos decayendo desde hace rato. Tratemos de mantenernos en cierto equilibrio…tratemos). Digo, me gusta mi género. Lo que no me gusta es esto de tener que menstruar al pedo sabiendo desde siempre que no quiero parir. Que no pienso parir nunca. Que no me interesa traer más gente a este mundo en que la Naturaleza, tan sabia como todos la creíamos, se equivocó en cosas fundamentales!! Que van desde mi caso particular; esto de hacerme menstruar cada mes sin sentido y ver en cada coágulo cantidad de habitaciones de niños desperdiciadas (ya que podrían hacer feliz a otros); hasta el error más grande que fue crear a la Raza Humana. La raza que la matará a ella. A la Naturaleza. A su madre. A su creadora.

¿Quién dijo que la Naturaleza era Sabia, si fue la creadora de su propio cáncer?

El Hombre lo dijo. Seguramente, el primero en decirlo y en pensarlo fue algún Sabio. ¿Lo habrá hecho para comenzar a destruirla sin culpa? ¿Habrá sido un Sabio, un Clérigo o un Comerciante? Humano sin duda. La Naturaleza jamás se hubiese autodenominado Sabia. Incluso, comienzo a pensar que, deprimida, lo que buscaba hacer cuando creaba al Hombre era suicidarse. Quizá no pudo soportar el éxito de su obra. Quizá se le fue de las manos y como no había drogas, ni alcohol, ni estupefacientes a mano…

O NO!!! O la Naturaleza, al igual que esa idea que se tiene de Dios, nos hizo a imagen y semejanza suya… es decir, la Naturaleza también, al ver que todo lo que creaba le salía bien, se fue llenando de codicia y ambición, se dejó arrastrar por el poder y cegada en su delirio de grandeza construyó a la criatura que sería como su ópera prima. La máxima expresión de lo perfecto! 
Sin ver que aquello que construía era su propio asesino, su enfermedad, su muerte.

No sé.

Lo único que espero es que si algún día aparece una estadística cuyo resultado sea:

De cada 100 (cien)  mujeres 1 (una) sufre de “Menopausia Precoz”.

Esa 1 (una) sea yo.
Cony Albarracín (27-01-11)

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